En el Reino Unido se ha presentado un proyecto de ley, el Digital Economy Bill, que sigue el patrón ya ocurrido en Francia y España: una ley para los conglomerados de contenidos.
Como reporta el Guardian, la oposición crece: los afectados van desde la industria de la hospitalidad hasta las bibliotecas, que tendrían que hacerse responsables de las acciones de sus usuarios. Esta noción de usar a proveedores de servicios como recaudadores de impuestos o huachimanes hace particularmente desagradables a estas leyes.
Algo así va a llegar por acá. Por eso hay que estar preparados.
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